El Verde ya no es tan verde como debería de serlo, el frío parece que penetra más entre los huesos, el silencio es casi obligatorio. ¿Será mi subconsciente? ¿mi manera de interpretar lo que allí ocurrió?, puede ser... pero uno no puede dejar de pensar en la vida de cualquiera de las personas arrastradas hacia una muerte casi segura, bien a punta de pistola bien por la charlatanería de un buen orador que aprovechando, en la mayoría de casos, la ignorancia ponían en funcionamiento la maquina del patriotismo con frases como: no deben pasar porque lo perderemos todo..... y ¿que era todo en esa época?. Esa entre otras muchas era una de las frases utilizadas para ensalzar el patriotismo en las masas, ¿funcionaba? vamos que funcionaba!! Lo que parecían olvidar en el vibrar de las emociones patrióticas es que casi seguro que lo perderían todo, se dirigían a una muerte casi segura por la ambición de unos pocos que descansando en la comodidad de sus vidas, tomando una cerveza, un café, el té de las 5, un vodka o cual sea la bebida del país de turno desde que se dirija esta guerra, este desastre.
Vuelvo a pensar en esa gente acurrucada en cualquier rincón de una de esas trincheras con los huesos calados esperando un simple golpe de sol (que no de calor, por que a estas alturas el calor se paga caro) que le hiciera recordar que para ellos había un nuevo día.Otro día menos para volver a casa, ser herido, morir en un asalto o vete tu a saber lo que pasaría por la mente de cualquiera de ellos. Da igual el color de la bandera, por qué sutil marca de frontera lucharan, que intereses habían provocado ese desastre. por mucho que lo intentáramos, lo estudiáramos, no llegaríamos nunca a comprender, ni siquiera a hacernos una idea, de lo que sintieron cualquiera de los que combatieron en cualquiera de estas batallas que rodean la cima de esta montaña majestuosa. Simplemente observando una de estas trincheras, colmatada ya en su mayoría por el paso del tiempo, se le ponen a uno los pelos de punta y mantiene (como ya e dicho antes) un silencio respetuoso casi obligatorio.
Mi más sincero respeto a quienes combatieron en estas duras laderas y perdieron su vida o volvieron a casa si aún la tenían, aunque dudo mucho que después de tanto sufrimiento uno pueda llamar casa a algo. Ganadores o perdedores, esclavos de la ambición de unos pocos que por ampliar una pequeña linea en un mapa fueron y son capaces todavía hoy en día de la mayores atrocidades.
Cuánta razón, y que bueno verte escribir otra vez. Me encanta leerte. Espero me lleves allí, y tus palabras escritas aquí suenen en mis oídos allí. Seré feliz. Un abrazo
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